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    miércoles, 13 de julio de 2016

    #Relatos "En la Profundidad del Bosque" @guzverenzuela

    En la profundidad del bosque.


    En el inmenso bosque de Brucmuc, cientos de criaturas mágicas habitan en armonía y gozo, los pequeños gnomos y las hadas revolotean junto a los estanques y ríos, aves de múltiples colores hacen sus nidos en las copas de los arboles que tiene forma de mujeres, sus cuerpos se balancean felices al ritmo del viento. Las diminutas casitas parecen hongos que adornan las bases de la montaña azul, inmenso peñasco que deslumbra y guía a todos, no importa en que parte del bosque estés, siempre puedes contar con ver la montaña de color primario.

    Y sobre esa monumental roca azul brillante se encuentra el guardián del bosque, un enorme hombre con cabellera larga y rostro de seriedad llamado Nortt, hecho por magos antes de que desaparecieran al infinito, con la única misión de cuidar ese pequeño paraíso de sus ataques externos y de las sanguijuelas que viven escondidos en donde la luz del día no llega. En la cima, muy alto, con ojos y oídos pendientes de cada movimiento, solo baja unos momentos al día de su puesto a descansar, es fuente de equilibrio y honor, nadie duda de sus decisiones y alegatos.

    Nortt toma su espada y sale a patrullar, le pareció escuchar a alguien en peligro así que se dirige a la zona sur de Brucmuc, donde habitan las pequeñas hadas de Midth, son el doble de grande que un hada pero igual de puras he inocentes. Nortt se esconde detrás de unos matorrales y evalúa la situación, es una criatura regordeta, como si estuviera hecha de hule, brazos babosos y cara cubierta con una mascara en forma de esqueleto.
    El guardián del bosque mira con extraña curiosidad aquella escena, el ser asqueroso tiene a un hada en sus manos, ve como la aprieta y la suelta, le sacude y por la rendijas de su mascara saca su lengua, le abre las piernas al hada y lame sus partes, una risa cruel sale encajonada de esa mascara, a Nortt le parece un acto grotesco, jamás había visto eso, solo masacres e incendios, pero nunca que un adversario gozara torturando a una criatura tan pura como un hada.

    Súbitamente brinca Nortt de su escondite y con un movimiento certero de su espada corta el brazo del gordo inflado, este cae al suelo como un enorme árbol, grita y sus quejidos parecen de infante, el hada sale volando y se refugia en una pequeña casa sobre un sauce, nuestro héroe levanta al gordo por el cuello, lo sacude y con ojos coléricos aprieta cortándole el oxigeno.

    -¿Por qué tu crueldad con las criaturas del bosque?- replica Nortt- son seres mágicos que no te han hecho nada-.
    -poder, joven guerrero- dice el gelatinoso gordo- ese que sientes mientras me arrebatas la vida, ese placer de tomar lo que desees y estimular tu propio placer, eso guardián, es poder, pero tu fuiste creado para hacer el bien y nunca podrás gozar de tan hermosa sensación-.

    El cuello cruje y la tráquea se parte con un golpe seco, cae el cuerpo al piso, el guardián solo lo mira, no dice nada, no se mueve, esas palabras mortifican, ¿su sentido del bien esta allí porque lo tiene o porque lo crearon así? Esa noche se desase del cuerpo, menos de la mascara, que mientras se sienta sobre la  montaña azul la mira como buscando coherencia a lo que siente.

    Al caer la madrugada, Nortt sale a caminar, deja su vigilancia un momento para ir a ver como sigue la pequeña criatura que salvo hace pocas horas, mientras caminaba veía sus botas negras llenarse de fogaje, meditaba sobre el gordo de la mascara y su ridícula acusación. Pensaba “!ja!, eso me haría un muñeco, un títere de este bosque, yo decidí ser quien soy. ¿O no?”

    El hada sale a su encuentro, lo saluda y se sienta en su mano, hablaba sin cesar y le daba las gracias en cada instante, pero el rostro del guardián era trágico, como si estuviera a punto de llorar.

    -¿Qué te ocurre Nortt?- dice el hada.

    -¿puedes hacer algo por mi hada?- dice Nortt.

    -seguro mi héroe, lo que quieras-.

    El protector del bosque voltea al hada, ata rápidamente sus manos a su espalda con una raíz, ella queda sorprendida por lo que esta ocurriendo, no le da chance de escapar, Nortt toma un poco de tierra negra y se la mete por la boca  partiéndole algunos dientes y con la misma fuerza la restriega en sus ojos dejándola ciega, la desviste y usando su meñique la viola, el hada emite un sonido agudo de sufrimiento, Nortt de vez en cuando saca su dedo ensangrentado y lo prueba, siente una presión en sus pantalones y saca su miembro que hasta ese momento solo servía para orinar. Una erección enorme y venosa lo satisfacía,

    siguió torturando al hada hasta que un chorro de semen sale disparado, sus rodillas le fallan y cae sentado en el piso, se ríe, siente un alivio enorme, como si todos esos años cuidando y protegiendo desaparecieran de su mente. Respira profundo agarra el hada la coloca en el suelo y la aplasta hasta volverla un manojo de órganos sangrantes. Pero su placer esta lejos de acabar, corre hacia donde están las hermosas mujeres-árbol, cuyo encantamiento no les permite moverse de noche, Nortt llega con su miembro fue de sus ropas y un rostro de gozo, las hechizadas se asustan e intenta huir, pero es en vano, sus raíces son profundas y solo se balancean haciendo un ruido gracioso de brisa entre lo matorrales.

    Una a una las va penetrando y manoseando, las muerde  y arranca  trozos de rama, cuando logro tener relaciones con todas decide incendiarlas, ve como arden mientras se sienta a engullir los frutos que cayeron de ellas.

    Descanso un rato y camino a la parte baja del valle, donde los duendes cosechaban sus verduras de verano, los saluda, se recuesta en una piedra mientras ellos inocentemente seguían sus labores, silbando de forma distraída le saco filo a una vara, agarro a varios y los empalo, hizo una fogata y aun estando vivos los cocina, los devora junto a las ricas legumbres, los demás que veían horrorizados no creían lo que pasaba, escapando a sus casa, Nortt se levanto y se fue sin decir palabra. Tomo agua del estanque sagrado y cuando una sirena vino a regañarlo por su osadía, la toma por la cola y con un giro sobre su cabeza con movimiento de látigo la sacude contra unas rocas filosas, una y otra vez hasta que se abrió, salían intestinos por todos lados, bañando los alrededores de un color gris y rojo.

    El guardián se sienta de nuevo sobre su pedestal azul, mira hacia abajo, el bosque de Brucmuc, sus años de vigilante no se comparan en placer con esa noche de liberación y éxtasis. Piensa que debe hacer, se coloca la mascara de calavera en el hombro y se levanta, ve todo a su alrededor, se sonríe y mueve la cabeza, su hogar seguirá siendo custodiado por el, pero también saldrá hacer de las suyas, este bosque es suyo y nadie mas tiene derecho a disfrutarlo. Solo Nortt, que con espada en mano acepta su destino y sus bajos instintos.

    Gustavo Verenzuela
    @guzverenzuela
    Facebook/Guz Verenzuela
    gustavoverenzuelam@gmail.com





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