Todo el mundo lo ha hecho, especialmente si trabaja en 'lo de internet' y si por tanto no tiene más remedio que estar completamente a la última de todo lo que sucede. Aparece una red social nueva, todos los medios empiezan a hablar de ella con pasión (primero los medios estadounidenses que marcan la pauta, luego los medios del resto del mundo) y uno no tiene más remedio que abrirse un perfil y ver de qué va todo aquello.
La progresión de lo que ocurre después depende un poco de cómo evolucionan las cosas y del tipo de usuario que uno sea. No hay que olvidar que, por ejemplo, cuando la hoy prácticamente difunta Google + llegó al mercado, lo primero que ocurrió fue un pico de atención en el que todo el mundo parecía morirse por intentar hacerse con una cuenta en la red social de Google, que llegó al mercado de forma limitada y que frenó en un primer momento el uso por parte de las marcas (lo que creó un gran momento de tensión y muchos intentos de buscar una manera, casi cualquier manera, de llegar al consumidor fuese como fuera a través de esa red social).
Y Google + es uno nada más de los muchos ejemplos que se pueden encontrar o mostrar. Cuando apareció Path, una red social para móviles que solo permitía un número limitado de amigos, todo el mundo en el terreno social media se lanzó de lleno a abrirse un perfil y a comentar lo maravillosa y bonita que era visualmente (y luego dejó de usarla cuando se dio cuenta de que el interés de la apertura no se había convertido en un interés sostenido en el tiempo). Y así sucesivamente.
Todo esto no hace más que apuntalar una idea sobre cómo y por qué usamos las redes sociales y es la de que las modas, las tendencias y las burbujas de interés hacen que las decisiones de uso en el terreno de lo social no sean tan inocentes como se pueda pensar. No solo usamos cierta red social porque todos nuestros amigos parezcan estar usándola: también lo hacemos porque todo el mundo parece estar hablando de ella.
Las burbujas de atención tienen, por tanto, un efecto directo en las decisiones de los internautas y en sus pautas de uso y de gestión del tiempo en las redes sociales. El que una red social se ponga de moda, el que protagonice la burbuja de turno, hace que los consumidores migren directamente a ella y quieran, sea como sea, hacerse con una cuenta en la misma.
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